En la introducción del libro Creer, saber y conocer de Luis Villoro, nos encontramos de frente con el problema fundamental: ¿Qué es el conocimiento? Ante tal cuestión, el autor nos responde que es un proceso psíquico que acontece en la mente de un hombre; así también, un producto colectivo, social, que comparten muchos individuos.

Responder a la pregunta buscando la génesis, el desarrollo y las consecuencias del conocimiento, implica abordar el tema desde la psicología o bien la sociología. Pero si nos referimos a la justificación y validez del conocimiento, es decir, sus condiciones; es necesario un análisis de los conceptos, tarea de la reflexión filosófica. Esto no significa que la ciencia y la filosofía sean ajenas la una a la otra, si bien durante el desarrollo del mismo texto encontramos que esta última no pertenece al gremio de la primera, es cierto que en la actualidad encontramos conceptos usados dentro de la ciencia, que forman parte de teorías y que no alcanzan una sistematización completa y no reciben en ellas una definición precisa. Pero gracias a la labor de análisis, clarificación y sistematización de conceptos[1] se les brinda sustento filosófico.

Volviendo al desarrollo del problema del conocimiento, Villoro se sustenta en dos diálogos de Platón: el Teetetes y el Menón. En el primero encontramos una diferencia entre la “creencia” y el “saber”. Definimos como mera suposición insegura, de sentido restringido y sin pruebas suficientes como para sustentarlo, a la suposición, conjetura o creencia, sin la cual no habría saber, ya que este último implica el primero pero no viceversa. Lo que nos revela la primera condición para que S sepa que p es que S crea que P.

Pero para que una creencia llegue a la categoría de saber, es necesario que sea verdadera, situando así la segunda condición. Y, tomando en cuenta lo anterior, para que se cumpla que S sepa que P es que “P” sea verdadero, se requieren de razones que justifiquen su acierto. Así, manifestando las tres condiciones podremos definir el saber como una creencia verdadera y justificada.

En el estudio del Menón, podremos rescatar el contraste entre saber y conocer, ya que este último corresponde a una guía de la práctica, firmemente asegurada en razones, de tal manera que se puedan orientar en forma acertada y segura la acción. Aquí se denota la intención práctica que el autor le brinda en la especificación.[2]

Una vez establecido las bases para su discurso, se nos plantean nuevos problemas a los cuales no dará solución de manera tan directa: ¿Qué es creencia?, ¿Qué es justificación? Son algunos ejemplos; pero prefiero establecer el supuesto de que extiende las posibilidades de una introducción y lo que no se ha llegado a concretar será el objeto de estudio de los capítulos siguientes. A razón de ello establezco que la pregunta más importante sería ¿Cuál (es) es (son) los criterios de verdad? Situación que se observa en los casos Gettier, en donde nos muestra cómo es posible llegar a un conocimiento a pesar de que, sin establecer un criterio de verdad, las premisas que son parte de la justificación se cumplan por un proceso de silogismo hipotético, donde la ultima sea verdadera a pesar de comenzar por una falsa, o bien que es posible que una persona esté justificada en creer una proposición que de hecho es falsa.